El Soto Gwendal es un lugar mágico, un pequeño soto (con un pasado de uso maderero) rodeado de robles y encinas. Allí trabaja el carpintero, se asoman las perdices, escuchamos al cuco, comen los jabaíes, y nosotros nos tomamos un respiro del abrasador sol de verano. El soto es un bosque, y como tal nada necesita de nosotros, sabe alimentarse por si solo, y da cobijo a una biodiversidad que no podemos ni si quiera imaginar, pues esta yace sobre todo bajo el manto de hojas que cubren el suelo.